Por suerte no estás más, no veo tu cara todos los días ni escucho tu voz.
Ya no necesito que me mires y no quiero que me mires, ni que me toques, ni que me quieras.
A veces espero que el destino no nos cruce nunca más.
Otras veces quiero que vengas a buscarme solamente para poder darme el gusto de decirte CHAU.
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