Cambios.

A veces me pregunto si realmente estoy lista para crecer y hacer frente a todo lo que eso implica... 
No sé si realmente voy a poder manejarme bien dejando de depender de alguien más, no sé si las decisiones que tome de ahora en adelante van a ser las correctas, o si  la gente a la que le permita quedarse a mi lado va a ser leal y no va a lastimarme. ¿Cómo sabes qué camino es el indicado habiendo tantos? ¿Cómo podes saber si esa acción que hoy creías correcta el día de mañana no va a complicar todo? 
Creo que quiero volver unos años atrás, cuando lo peor que podía pasarme era no salir un sábado o sacarme un uno en un examen de matemáticas. Donde los amores nacían y morían en una noche o a lo sumo en un mes, mi mayor preocupación era el colegio y el momento más triste era cuando tenía que despedirme de mis amigos hasta la mañana siguiente.
Pero ahora me miro, por dentro y por fuera y veo que soy y estoy como siempre y en donde siempre esperé ser y estar. Hoy no sé qué es lo peor o lo mejor que puede pasarme, hoy los amores duran y duelen (o hacen feliz) más de lo que nunca pude haberme imaginado. Mi mayor preocupación es superarme cada día y no sé si las despedidas son de un rato o para siempre, pero sí que los verdaderos amigos siempre van a volver al lado mio.
Tengo muchas metas a futuro, muchísimas y no sé cuántas llegue a cumplir. Pero disfruto de cada paso para llegar a ellas, aprendo de cada caída y a veces, sólo a veces, paro a observar lo recorrido y lo que queda por recorrer. 
Y ahora, ahora estoy segura de que no quiero volver al pasado ni saber del futuro. Quiero vivir este hermoso presente y, como digo siempre: "que sea lo que tenga que ser".